Cuando era chica me encantaba el que trabajaba en la zapatería del barrio. Tanto que cada vez que se me rompía la mochila la llevaba a arreglar ahí, por más que resultara mucho más barato comprar otra. (Era de esas típicas de tela de mala calidad que si llevás más de 3 libros se te terminan cortando las tiras.) Me gustaba tanto que aún cuando nos mudamos y ya no quedaba tan cerca, seguía yendo, y me ofrecía a llevar lo que se rompiese.
Hasta hoy tenía ese recuerdo medio borrado, pero tuve que arreglar unos zapatos, y fui por costumbre allí. El chico seguía estando, aunque ahora no me pareció ni lindo ni simpático. Y así como vino se fue, mi amor por el zapatero.
miércoles, 18 de febrero de 2009
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Yankilandia avanza
ResponderEliminar¿hHora vas a comprar una mochila?
ResponderEliminarprobá con el carnicero, y mirá si te gusta...
ResponderEliminarcada amor que llega EN ALGUN MOMENTO se va..
ResponderEliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
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